Es miércoles y al entrar al hospital para comenzar mi día, todavía vestida de ropa de la calle, me invade una sensación de sorpresa y felicidad. ¡Hay sillas de colores! ¡Toda la sala está de estreno! El hospital Gutiérrez, conmocionado, las acomoda. La gente se sienta, el personal se ocupa de cuidar cómo van a circular mejor y yo, mientras espero a mi compañero, veo en esas sillas un mundo lleno de posibilidades.
Minutos más tarde, el Dr. Amador y yo, la Dra. Perla, entramos a la sala de espera cantando. De repente nos sentamos en la sillas amarillas porque parece que “para esperar el amor es la amarilla”. El amor llega al lado del Dr. Amador, no así al lado de la Dra. Perla, que espera muy sola. Un papá le dice “cambiate a la verde, que es esperanza”. Así, la Dra. Perla corre a buscar un lugar verde libre y se para en la silla diciendo “parece que la esperanza es lo último que se pierde”.
La sala entera comienza a transformarse. Se escucha “andá a la naranja, que es para encontrar tu media naranja”. Y así, la Dra. Perla ve que el amor está cerca porque el Dr. Amador, oculto tras la columna, se asoma diciendo “hola, soy tu príncipe”. El Dr. Amador quiere besar la mano de la Dra. Perla pero todavía están lejos. Nuevamente se escucha “pasate a la silla roja, que es el amor”.
Con un pasito nomás, la Dra. Perla y el Dr. Amador se encuentran. Él besa su mano mientras ella, parada en la silla, recibe su serenata. Y juntos, cantan para todos los presentes. Cantan colores que ya no son más de las sillas. Ahora son del alma.
Dra. Perla (Romina Amato)
Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez