La puerta está abierta.
La mamá se asoma al pasillo, nos invita a pasar y nos acompaña en esta aventura.
Pedimos permiso y nos encontramos con un niño jugando a los videos. Puro rulos, Está muy concentrado en la pantalla.
Me gusta jugar a adivinar. ¡Así que allá voy!
– ¿Minecraft o Fornite?
Muy sorprendido, el niño sonríe, levanta la mirada de la pantalla y responde:
– ¡Minecraft!
Contenta con la respuesta, ¡el juego ya empezó!
– ¿Invierno o verano? – pregunto entusiasmada por el desafío
Él sonríe aún más, piensa, piensa y muy seguro responde:
– ¡Invierno!
– ¡Yo también elijo invierno! – digo contenta. El Dr Aerosmith disiente. Prefiere verano. Ahí mismo justifica su respuesta y le toca su turno:
– ¿Helado de crema o de agua?
– ¡De crema! – le respondemos ambos muy seguros.
– ¿Frutilla o banana?
– ¡Qué difícil! – dice el niño. Piensa. Piensa:
– ¿En licuado o fruta entera?
– ¡Fruta entera!
– Entonces, ¡un poco de frutilla y un poco de banana!
– ¡Eso!
Contentos los tres con la posibilidad de elegir, seguimos preguntando díadas de cosas, para ver qué eligen los demás y ver en qué coincidimos y en qué nos diferenciamos. El niño, entusiasmado, pide más y más preguntas, opciones, quiere elegir.
– ¡La última! – decimos nosotros – ¿La luna o el sol?
– ¡La luna! –responde él muy seguro. Y nos explica que todo sería muy peligroso si no hubiera luna. Porque es necesaria.
Nos despedimos. El niño mira a su mama. Ambos sonríen. Y cuando estamos casi por salir de la habitación, nos dice:
– ¡Una más! ¡Una más!
Saltamos de alegría porque el juego sigue un poquito más.
Él nos pregunta:
– ¿Que te duela mucho la pierna o que le duela mucho todo a tu mamá?
La pregunta nos sorprende como una ola que enrula el agua y te zarandea de aquí para allá. Rebotamos por el dintel de la puerta, por las paredes, no podemos parar de pensar.
– Les digo yo lo que elijo – agrega, muy serio – Que me duela mucho la pierna.
Él mira a su mamá. Nosotros miramos a su mamá. Ella sonríe sin palabras, emocionada por el regalo que acaba de recibir. Su flequillo se sonroja.
Él baja la mirada y vuelve a construir mundos en Minecraft. Cuadradito tras cuadradito. Sus redondos rulos vuelven a mirar hacia la pantalla.
Nosotros salimos. Cerramos la puerta. Brincan sonrisas en las caras, la emoción nos llena los corazones y nos vamos repletos hacia otra puerta, otra aventura, nuevas miradas.
El pasillo nos espera.
– ¿Vamos caminando o saltando?
Dra. Ruda (Silvia Aguado)